Polémica religiosa en torno al uso de embriones humanos
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Así comenta la IOR la esencia de las enmiendas al proyecto de ley “Acerca de la Tecnologías Celulares Biomédicas”. El documento puede ser presentado en la Duma (Cámara de Diputados) ya en primavera. La Iglesia insiste en que la ley debe formular con toda precisión la definición de embrión y prohibir el uso de sus células con fines científicos y médicos.

El proyecto de ley está llamado a ser el documento principal que regulará la obtención y aplicación en Rusia de las células madre con fines científicos y médicos. Esta tecnología puede impulsar el avance del tratamiento de las enfermedades oncológicas y hematológicas, y de algunos tipos de diabetes y otras graves enfermedades. Las células madre pueden obtenerse de la médula de una persona mayor, del cordón umbilical o de la placenta, así como de los embriones humanos en la fase temprana de desarrollo. Los primeros dos métodos se practican hoy activamente, a la vez que el último está prohibido en EEUU, la Unión Europea y en la mayoría de los países del mundo. En Rusia también rige una moratoria sobre el uso de embriones, pero ahora se tiene planeado dar a esa norma fuerza de ley. El secretario de prensa del Departamento Sinodal para el Servicio Eclesiástico con fines benéficos y sociales, Vasili Sulinski, comunica:

—La Iglesia no está en contra del uso de las células madre, está en contra del empleo con fines diversos de las células embrionarias o de las células del feto humano. En ese caso, aparte del aspecto ético de la cuestión, debe contemplarse el aspecto jurídico. La Iglesia no interviene como institución que dicta este tipo de asuntos. En el grupo de trabajo que elaboró las enmiendas hemos incluido a muchos representantes de la ciencia, a biólogos, citólogos, juristas, y en este caso no se trata de una postura estrictamente eclesiástica.

Los partidarios del uso de las células madre alegan que para su obtención se utilizan embriones de fetos abortados, o sea material que de todos modos no tiene utilidad. La legislación de la mayoría de los países prescribe que el embrión, desde la fecundación del óvulo, es la etapa temprana del desarrollo del hombre. La IOR propone que se inserte tal norma en la legislación para que de esa manera se prohíban todas las manipulaciones con los embriones. Tal criterio coincide plenamente con la postura del Vaticano –dijo a La Voz de Rusia el sacerdote católico Kirill Gorbunov:

—Todos los experimentos o tecnologías biomédicos, que se basan en la destrucción de la vida existente, son absolutamente inadmisibles. De ello es imposible obtener alguna utilidad terapéutica. Desde el punto de vista de la Iglesia, es absurdo decir que el embrión no es un ser humano. Cada uno de nosotros en su tiempo fue niño, un recién nacido, y también fue un embrión.

La mayoría de las enmiendas de la IOR no discrepan de la postura del Ministerio de Salud Pública, que elaboró el documento. No obstante, algunos expertos consideran que la Iglesia no debe entrometerse en la marcha de las investigaciones científicas. Así las cosas, según la versión de la IOR, la prohibición de cualquier manipulación con el embrión supone asimismo la prohibición de su clonación reproductiva. Los expertos consignan que la aprobación de esta enmienda puede poner fin a todo un eje de la medicina y a las tentativas de resolver el problema de la infertilidad. Pero semejante prohibición rige hoy en muchos países –indica el experto de Derecho Europeo de la Academia de Jurisprudencia de Moscú, Paul Kalinichenko:

—Existen modelos internacionales. La clonación reproductiva está prohibida en todos los países de la UE, pero la prohibición no concierne a la clonación terapéutica. O sea que la clonación no debe estar al servicio de la reproducción humana, sino debe servir para la obtención de células madre. Semejantes investigaciones están prohibidas en Alemania. Pero esto obedece no tanto a cuestiones éticas, cuanto a la herencia histórica desfavorable.

La discusión en torno a las propuestas de la IOR demostró que las cuestiones de la biomedicina no pueden ser prerrogativa solo de la comunidad científica. No sólo en los laboratorios se discute en torno al uso de los embriones. En Gran Bretaña, patria de la oveja Dolly, clonada en 1997, se prohibió la clonación humana después de 10 años de litigios judiciales. El sistema judicial ruso también tuvo que resolver el problema en estado embrionario. Una mujer, que perdió a su criatura, trataba de enterrar el feto de cinco meses. Y exigía que se reconozca como padre de la criatura a un hombre con quien no estaba casada. Sin embargo, en aquel momento la legislación rusa no reconocía el embrión como ser humano y no pudo satisfacer tal demanda. El asunto fue resuelto parcialmente después de haber sido recibido a trámite por el Tribunal de Estrasburgo.

La Voz de Rusia


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